Época: Oceanía
Inicio: Año 5000 A. C.
Fin: Año 1900

Siguientes:
Origen de los pueblos del Pacífico
Colonización europea en el Pacífico
Melanesia
Micronesia
Polinesia
Australia



Comentario

El océano Pacífico ocupa casi una cuarta parte del globo terráqueo. Está poblado por miríadas de islas e islotes, cuya superficie emergida apenas dobla el total de la de España. Sin embargo, lo que comúnmente se conoce como Oceanía comprende una tierra principal, Australia, que por sí misma constituye todo un continente, varias islas mayores, como Nueva Guinea y Nueva Zelanda, situadas, al igual que Australia, en la zona occidental del océano, y un conjunto muy disperso de islas menores, que son las que se conocen propiamente como islas oceánicas.
Las tierras mayores -Australia, Nueva Zelanda y la mayor parte de las islas melanesias- formaron parte, en su origen, de una masa continental, hoy sumergida. Poseen suelos ricos, ríos, y una gran variedad de vegetación y recursos naturales. Por el contrario, las islas oceánicas son de formación coralina o volcánica: las primeras son las islas bajas, simples atolones de coral, algunos formados en tomo a lagos tranquilos y espejeantes, que constituyen la imagen que la mayor parte de los occidentales tienen sobre las islas del Pacífico. Son islas de tamaño pequeño, de vegetación escasa y con recursos de subsistencia limitados. Las islas altas, de origen volcánico, tienen mayores posibilidades de ocupación, ya que disponen de suelos apropiados para el cultivo.

Las islas del Pacífico han sido agrupadas, de manera más o menos arbitraria, en tres conjuntos. Melanesia, Micronesia y Polinesia. Melanesia significa Islas Negras (del griego melanos, negro y nesos, isla); alude al color de la piel de sus habitantes. Nueva Guinea es la isla principal, y de allí debieron de partir las expediciones que colonizaron el resto de los archipiélagos melanesios: Fidji, Salomón y Vanuatu (antes llamado Nuevas Hébridas). Micronesia (de mikros, pequeño), es un conjunto de archipiélagos, formados por islas diminutas, situados al norte de las islas melanesias; y Polinesia, o islas numerosas (de polys, muchas), que comprende todas las islas situadas en un triángulo imaginario, el cual tendría en sus vértices el archipiélago de las Hawaii, al norte; Nueva Zelanda, al sur; y la isla de Pascua en el extremo oriental. Sus habitantes hablan lenguas del tronco austronesio, distintas de las melanesias, y son gentes de piel más clara y rasgos caucasoides.

Los distintos pueblos se constituyeron en sociedades diferentes. Los melanesios formaron sociedades igualitarias, sin jefaturas hereditarias, pero con un concepto común entre ellas, el de gran hombre: el líder, un clásico self-made man que por su capacidad de convocatoria, por su bravura, sus conocimientos mágicos y su habilidad para amasar una gran fortuna, generalmente, en cerdos, adquiría un gran prestigio en su clan; con ocasión de alguna ceremonia mataba todos sus cerdos adultos y los repartía generosamente entre sus familiares, amigos y allegados, lo cual aumentaba su prestigio y le garantizaba la adhesión de un número suficiente de clanes para lanzarse a la guerra. Sin embargo, en cualquier momento podía surgir otro líder que le aventajase en cualidades y le sustituyese en el fervor de las gentes.

Por el contrario, las sociedades polinésicas se estructuraron en lo que se llamó grandes jefaturas, sociedades jerárquicas y feudales, basadas en una autoridad hereditaria, emparentada, en su origen, con los dioses o con seres ancestrales.